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Foto del escritorGaston Pasquini

9 lecciones del TAO sexual para alcanzar otro nivel de placer

Actualizado: 14 dic 2020

El sexo se revela como parte imprescindible en la vía hacia la iluminación. Eso creían los antiguos monjes chinos taoístas, que no solo no rechazaban el coito como algo impuro, sino que lo utilizaban como método de sanación. El sexo como motor de las energías y artífice del equilibrio de las mismas, siempre y cuando fuera practicado con sabiduría.

El Tao de la sexualidad se nutre de muchos textos antiguos, pero quizás el más enigmático sea el Su Nu King o Clásico de la Virgen, entre otros. Las primeras menciones del mismo datan del siglo 5 d.C. pero probablemente fuese escrito mucho antes. Y mucho antes significa cientos de años antes, pues el personaje principal del libro es el Emperador Amarillo Huangdi, personaje mitológico chino que algunos historiadores sitúan alrededor del 2600 a.C..

El texto recoge conversaciones entre el emperador y sus consejeras sexuales acerca de temas como la impotencia, la abstinencia, la eyaculación o las posturas. Todos estos temas giran en torno a la salud y la plenitud, fin último de la vía del Tao y por tanto de su aplicación a la sexualidad.



Hacer el amor según el taoísmo es un acto sagrado en el cual se aprende progresivamente a desapegarse del deseo, así como a disociar, en el caso del hombre, la eyaculación del placer.

Pero la sensación de gozo, no muy intensa al principio, puede superar progresivamente la localización en los órganos sexuales y expandirse hacia arriba creando un eje vertical en el cuerpo que se propaga a todo el ser. Así podemos entrar en un estado de meditación extática en la que el yin y yang estarán en perfecta armonía.

Es lo que se busca en las prácticas de chikung o alquimia sexual en pareja, a través del intercambio armónico entre las energías femeninas y las masculinas.

El objetivo de los taoístas es ser uno con el tao, la esencial primordial del universo, o en otras palabras, fluir en su corriente. Solo el intercambio armónico entre lo masculino y lo femenino permite acceder al aliento único.

A través del acto sexual armónico entre hombre y mujer, se vivencia y se conecta con el armónico fluir entre el yin y el yang, retornando al orden natural común a todo, al tao.

Su adaptación a nuestra vida actual es de un valor incalculable, tanto para la salud y la longevidad como para enriquecer nuestra vida sexual y cambiar el paradigma bajo el cual tenemos encuentros sexuales.


EL TAO DEL SEXO EN PAREJA

Según el taoísmo, hay un orden natural en el universo, un orden basado en el equilibrio de estos opuestos complementarios interdependientes que son el yin y el yang. Una fuerza sin la otra no puede existir y esse generan la una al otra.

Te mostramos algunos movimientos de esta disciplina milenaria para hacer con el cuerpo... y otros con la mente.




En el universo de la sabiduría sexual, cada movimiento físico es producto de un movimiento energético interior. Así lo consideran disciplinas milenarias como el tao. Desde esta perspectiva, moverte no es solo revolcarte y sacudirte entre sábanas, sino también trabajar las ideas y las emociones a través del encuentro físico. Según esta visión, el potencial del sexo solo se libera cuando dejamos de ser arrastrados por impulsos básicos y empezamos elevar la búsqueda. ¿Que movimientos internos y externos enseña el tao para conseguir otros niveles de placer?


1. Abrazá la fragilidad masculina

Todo se reduce a esto: a la hora de la verdad, los hombres pueden fallar y quedar expuestos. Y este miedo suele poner en jaque su identidad en muchos otros ámbitos. No importa qué tan poderoso sea un hombre fuera de su cuarto, todo podría derrumbarse en ese instante. El fantasma de la impotencia no distingue edades, y esto explica por qué el Viagra es la droga que más compran los hombres, ¡incluso cuando no la necesitan! Entender que existen muchas posiciones masculinas para compensar este terror ayuda a tener una mirada más perspicaz.

2. Confiá en tu fuerza

Para el tao, debido a la naturaleza física de las mujeres y a las características de su sexualidad, s el sexo más fuerte. El agua (que representa la energía femenina) es más fuerte que el fuego (la energía masculina), y eso es un hecho: el mar nunca podrá incendiarse. Esta metáfora es muy distinta de las representaciones que eligen hacerse en otras culturas. En general, se nos ha enseñado a ocultar esta realidad que podría ser humillante para nuestros compañeros. Durante siglos, esto nos hizo desconfiar de nosotras mismas y mutilar nuestro potencial.

3. Balanceá caliente y frío

De acuerdo al tao, la energía sexual masculina es energía caliente que se proyecta hacia fuera a través de los genitales del hombre, que son externos y visibles. La energía sexual femenina, en cambio, es fría, receptiva, y está hacia el interior del cuerpo de la mujer, ya que sus genitales están ocultos. Esta metáfora nos permite pensar que, para despertar nuestra energía, es necesario que el fuego del hombre caliente las aguas. Esto se logra progresivamente, con tiempo y de una forma sostenida. De ahí que el mayor desafío de los hombres sea controlar los impulsos que los llevan a buscar el placer inmediato.



4. Contemplá el riesgo del fuego

La sexualidad que se nos suele enseñar a experimentar parte de la concepción masculina, del fuego, de ahí que usemos términos como “hot”, “quenchy” o “ardiente”. El problema con el fuego es que es superficial, de corta vida y volcado hacia lo externo que lo alimenta. Cuando el fuego es estimulado por el contexto, hay riesgo de que se vuelva incontrolable, arrasador, devorador. Esto evapora el agua, la seca. Según las filosofías milenarias, el aplacamiento masculino se logra permitiendo la profundidad, la lentitud y la calma. La respiración y el movimiento se vuelven esenciales para comunicarle al cuerpo otra manera de sentir.

5. Entendé el valor del ritmo

Muchas de las técnicas orientales que buscan el control de los impulsos toman como punto de prueba el momento de la penetración. Un hombre puede ejercer el dominio de su “fuego” a través del ejercicio del control de ritmos en la penetración. La disciplina exige no solo disminuir sus respuestas corporales, sino también sus pensamientos y emociones, para ponerlos al servicio de su compañera. Al hacer esto, su “fuego” es tocado por el “agua”, al tiempo que el agua es calentada por la temperatura. Lejos del modelo de desmesura de la pasión latina, por naturaleza machista e impulsiva, el tao plantea un equilibrio en el que lo humano se impone sobre lo animal.

6. Probá la penetración taoísta

Un hombre que desee pulir sus propios gestos para ponerlos al servicio de su compañera puede apelar a técnicas concretas. Una de ellas es la de las nueve penetraciones. Este ejercicio propone realizar, por cada nueve penetraciones superficiales, una profunda. Las penetraciones superficiales se hacen solo con el glande y permiten dedicar mayor atención a la zona externa de la genitalidad femenina, que es donde se encuentra el clítoris. Al establecer este patrón, se logra acompasar los niveles de excitación. O sea, ¿hay que ir contando 1, 2, 3... mientras se tiene sexo? Pasa que el hecho de llevar la cuenta ayuda al hombre a tener otro foco más allá del placer físico. Esta técnica propone ir reduciendo las entradas superficiales a seis y a tres, para aumentar las profundas (siempre que la cuenta sume 9) a medida que la mujer manifiesta su deseo.



7. Asumí el “lado oscuro” del sexo

Si las técnicas milenarias para brindar placer a las mujeres existen desde hace tanto..., ¿por qué nos cruzamos con tan pocos hombres que las conozcan? Hay algo que lamentablemente aún es cierto. No a todos los hombres les interesa relegar placer para esperar a sus compañeras. No es algo sobre lo cual se los eduque. El hecho de que ellos suelan temer tanto su propia fragilidad hace que muchas veces, en la intimidad, actúen por compensación y representación y que transformen la cama en un espacio de liberación de tensiones internas y sentimientos reprimidos.

8. Buscá la profundidad

El tao asegura que cuando se usa el sexo como válvula de escape, la basura emocional se vacía sobre el compañero. Históricamente, las mujeres hemos sido “tachos”. Y a partir de la dependencia económica y las limitaciones sociales fuimos aprendiendo a soportar un tipo de sexualidad que no se correspondía con nuestros deseos íntimos. Si todo lo que sabemos lo sabemos por lo que los hombres nos contaron de nosotras, es difícil entrever el potencial energético que tiene nuestro cuerpo. Esto limita nuestro poder y nuestra búsqueda.

9. Exigí responsabilidad

Sobreponerse a los mandatos, a las culpas y las categorías sexuales para conectarse con el otro de una manera distinta es un trabajo íntimo y personal tanto para hombres como para mujeres. Es una búsqueda que no se puede delegar. Los movimientos políticos de igualdad nos dan coraje, pero no nos eximen de la tarea que debemos hacer en nuestras relaciones interpersonales. En un mundo con las características del actual, buscar un compañero en esta sintonía puede ser frustrante. Vos podés leer mucho sobre tantra, sobre ejercicios y ritmos masculinos, pero, en definitiva, es él quien tendrá que abrir su cabeza para liberar su potencial. Este es tu único límite.


nota original

Experta consultada: Maitreyi D. Piontek. Autora de El tao de la mujer.

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