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Foto del escritorGaston Pasquini

La salud mental en MTC

Actualizado: 12 nov

En los últimos años se ha llevado a cabo investigación sugerente

relativa a la eficacia de la Medicina Tradicional China en lo relacionado

con la salud mental. Se ha demostrado la eficacia en problemas de

ansiedad (Díaz, Martín y González, 2002), del trastorno por estrés

postraumático (Holliefield et al, 2007), ansiedad y depresión (Warren,

2004), depresión y esquizofrenia (Smith, 2004) .

Respecto a esta última, los hallazgos muestran que la acupuntura

puede ser tan efectiva como la clorpromazina (nombre comercial

Largactil) en el tratamiento de los síntomas esquizofrénicos (Beecroft y

Rampes, 1997), que la acupuntura se puede asumir como un tratamiento

eficaz para la psicosis (Harbinson y Ronan, 2006), que la

electroacupuntura junto a las dosis bajas de neurolépticos es tan eficaz

como el tratamiento con otras dosis de antipsicóticos y además no

produce tantos efectos secundarios (Gang, Shu-Bai y Liang-Dong, 1997),

que la combinación de fitoterapia y drogas neurolépticas es beneficiosa

(Rathbone, 2005) y, que se puede confirmar la utilidad de la acupuntura

en el tratamiento de la esquizofrenia.

Sin embargo, los estudios recientes no se consideran

suficientemente en la literatura científica a causa, entre otras cosas, de

determinados déficits metodológicos. No deja de ser curioso, como

afirman Llopis y Moltó (2009), que una disciplina de más de 4000 años de

antigüedad y destinada a explicaciones y tratamientos causales tenga que

someterse a los criterios propios de un paradigma reciente y de baja

capacidad explicativa. Sin embargo, y precisamente por ello, se considera

importante tener en cuenta los siguientes aspectos:

El diseño debe preservar las cualidades del marco teórico de

referencia, la Medicina Tradicional China.

La necesidad de que los tratamientos sean personalizados

no debe ser incompatible con la “honorabilidad” de la

investigación (Giovanardi, 2009).



Mente y salud mental conceptualizadas desde la Medicina Tradicional China


Como no puede ser de otra manera, las diferencias culturales son

cruciales a la hora de ponerse a encajar los términos y procesos de lo

psíquico en la cultura china. No es razón suficiente, sin embargo, para

desechar sus aportaciones o para considerarles enemigos de lo individual

o de la psicoterapia.

El primer concepto a tener en cuenta es el de Shen. Shen puede

traducirse por “mente” con alguna precaución porque incluye:

pensamiento, conciencia, percepción, comprensión, autoconciencia y

memoria. Es decir, los procesos cognitivos y metacognitivos y los

recursos cognitivos (atención memoria, concentración). Por otro lado,

incluye todos los aspectos emocionales. Y, por último, incluye una cierta

“vitalidad psíquica”.

Este Shen contiene cinco aspectos funcionales:


* Hun, alma etérea. Equivaldría al “alma” de la cultura occidental y

se asienta en el Hígado. Sus funciones dependen mucho del estado de

la sangre así como de la fluidez de Qi (energía vital). En estado normal,

se manifiesta como comunicación, relación, entusiasmo, imaginación, valor.

Mostrado en estado patológico puede identificarse como cólera (afección

al Yang de Hígado), depresión o miedo (por insuficiencia de sangre de Hígado)

o bloqueos emocionales (por estancamiento del Qi de Hígado).

*Po, alma corporal. Tiene su asiento en Pulmón. Es la contrapartida Yin a Hun,

la parte más unida a lo corporal, sensaciones y sentimientos.

Es responsable de la vida y funciones vegetativas y su expresión

“patológica” es la tristeza.


*Yi, intelecto, aspecto reflexivo. Asociado al Bazo. Cuando se encuentra

en estado de insuficiencia, aparecen olvidos, dificultad de concentración o

incapacidad para dejar de dar vueltas a las cosas.


*Zhi, voluntad, reside en el Riñón y se asocia a la capacidad de acción y realización,

voluntad. Cuando se encuentra en estado de insuficiencia aparece la

apatía, el desinterés.


En base a estos aspectos del Shen, se puede analizar el mundo emocional del sujeto. Actualmente, existe cierto consenso para asumir la equivalencia de los estados emocionales con la afectación de determinados órganos y con su correlato “fisiológico”.

Aquí hay algo importante que aclarar. En M.T.C. no existe lo psicosomático, porque no existe la división entre somático y psíquico. Si ambas cosas son facetas de lo mismo, no puede haber una relación causal entre ellas, ocurren a un tiempo. Un ejemplo: si un acontecimiento externo produce ira, aparece al mismo tiempo el bloqueo de Qi hepático, que a su vez afecta a Corazón (todas las emociones terminan afectando a Corazón). Esta creencia errónea, esta división entre psíquico y somático está muy difundida incluso entre profesionales de la M.T.C. (Chengu,1978)



La locura en la M.T.C.

Por trastornos mentales, en sentido genérico, se entiende en MTC

a las situaciones en las que la persona, debido a diferentes motivos, sufre

un desequilibrio en las funciones de los órganos y vísceras al tiempo que

hay un debilitamiento del Qi (energía vital), Xüe (sangre), líquidos

orgánicos y el Jing (esencia principal). En otros casos, la dificultad se

encuentra en obstrucciones en la libre circulación de Qi, Xüe y líquidos.

Es conveniente reflexionar ahora sobre el origen de los trastornos

mentales en Occidente. Los trastornos mentales no existen (como tales).

No dejan de ser constructos (categorías consensuadas a priori) viables

socialmente para una determina población (o casta), en este caso, los

profesionales. No existen realmente. A las personas les ocurren cosas,

las personas afrontan los hechos que les ocurren, las personas sufren y

disfrutan. Y los diagnósticos intentan agrupar hechos que ocurren con

frecuencia juntos. Si ocurre que una persona llora frecuentemente, se

culpabiliza, se aísla y ve el futuro negro, se le suele diagnosticar de

trastorno depresivo. Pero existen más síntomas que suelen ser

habituales. Y alguno de estos síntomas es menos frecuente que los otros.

Con esto se quiere transmitir la idea de que tan válidos como estos

diagnósticos pueden serlo otros, siempre que demuestren su validez

estadística. Por lo tanto, no existe una necesidad real de traducir

diagnósticos chinos a diagnósticos occidentales y viceversa. Es más,

conviene no hacerlo. En MTC existen, por ejemplo, los trastornos internos

del fuego y de la flema, cuyos síntomas son: fiebre alta, irritabilidad,

disforia, delirio y a veces insomnio. Seguro que muchos cuadros

maníacos o delirantes pueden incluir estos síntomas, pero reducirlos a

ello es un error.

En realidad, aunque mediante la diferenciación de síndromes se

afine en la causa atribuida a un malestar, las categorías utilizadas

frecuentemente en la M.T.C. para referirse a la psicopatología son pocas:

melancolía, síndrome Dian (“locura depresiva”), síndrome Kuang (“locura

agitada”) y síndrome mixto Dian‐Kuang. Esta clasificación somera

presenta grandes ventajas, al igual que hasta el último cuarto de siglo XX

ocurría en Occidente. Cuantas menos categorías, menos probabilidad de

patologizar las reacciones emocionales que forman parte de las vivencias

de cualquiera de nosotros.

Alejandro Bello

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